6 jul 2007

MYANMAR: El país de las pagodas de oro. Agosto 2001.

Viaje por Myanmar (Birmania) realizado en Agosto de 2001.

Durante 18 días recorrimos Yangón, Mandalay, Mingún, Anarapura, Sagaing, Bagan, Monte Popa, Khalaw, Lago Inle, Pindaya, Thazi, Golden Rock y Bago.




La Unión de Myanmar, Myanmar o Birmania es un país del Sureste asiático. Limita al norte con China, al sur con el mar de Andamán, al este con Laos y Tailandia, y al oeste con la India, Bangladesh y el golfo de Bengala.



Fue colonia británica desde 1862 hasta 1948, que obtuvo la independencia.
La topografía del país está dominada por sistemas montañosos que en el norte alcanzan los 5.881 metros en la cumbre del Hkakabo Razi, y por el fértil valle del río Irawadi. Sus costas, tanto Arakan al sudoeste, como Tenasserim, en el sudeste, son rocosas y jalonadas de pequeñas islas.



El primer Estado unificado en territorio de la actual Myanmar fue el reino de Bagan, fundado a principios del siglo XI. Sus devotos soberanos, respetados como defensores de la fe budista, donaron extensos territorios a los monasterios y levantaron muchas de las impresionantes pagodas que hoy adornan Bagan durante los más de 200 años que gobernaron sin enfrentamientos bélicos hasta la invasión mogola de 1287 dirigida por Kublai Khan.
Myanmar, conocida como «la tierra de las pagodas de oro», es uno de los mayores y más influyentes centros de la cultura budista en toda Asia, y su cultura se encuentra profunda e indivisiblemente unida a sus arraigadas creencias religiosas.
La base de la cocina birmana es el arroz y el curry. La cerveza china es muy habitual en todo el país, sin embargo la birmana, de la marca Mandalay, resulta especialmente recomendable.
El mayor atractivo de un viaje en Birmania es la amabilidad que se halla a diario. No como un tópico, sino como una realidad inevitable. A pesar de la dictadura militar del gobierno, los birmanos son un pueblo sonriente y hospitalario.
Recorrer el país supone una experiencia en el tiempo. Por algo Nicholas Greenwood escribió "al aterrizar en Yangon desde Bangkok hay que retrasar 30 minutos el reloj y 30 años la historia".
Muchos viajeros se resisten a visitar Myanmar, por la situación antidemocrática de su gobierno, pero pienso que el pueblo birmano y su país, bien merecen un viaje.
Myanmar es el país de la sonrisa.

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