27 dic 2007

FEZ, capital imperial. Abril 1996.


Fez. La más antigua de las ciudades imperiales, fue fundada a finales del siglo VIII. En Marruecos está considerada como el centro religioso y cultural del país. Su universidad, famosa por el estudio del árabe y la religión musulmana, la convierten en punto de paso de un gran número de estudiantes marroquíes.
La ciudad se divide en tres zonas, Fez el Bali, la zona antigua, dentro de las murallas, Fez-Jdid, la zona nueva, donde se encuentra la Mellah, el barrio judío, y la Ville Nouvelle (Ciudad Nueva), la zona francesa en el noroeste de la ciudad. La medina de Fez el Bali, la mayor de las dos de la ciudad, es la mayor zona peatonal de mundo, y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981.
La ciudad nació de una suma de desterrados. Por un lado, a la derecha del río Fez, los andaluces expulsados de Córdoba. En la margen izquierda, otro grupo de fugitivos, los que por aquellas mismas fechas habían sido arrojados de Kairuán (Túnez). El propio fundador de la dinastía, Idriss I, era un descendiente del Profeta que había llegado al lejano Marruecos (en árabe, Maghrib al-aqsá, el remoto occidente) huyendo desde la Península Arábiga. Entre todos aquellos exiliados construyeron la que sería capital espiritual del imperio marroquí y uno de los centros culturales más pujantes del mundo islámico, de cuyo antiguo esplendor aún hoy queda el vestigio.



Para pasear y conocer las calles y tiendas, lo mejor es contratar los servicios de un guía oficial, muchos de los cuales hablan perfecto español y además evitan el acoso de los buscavidas.

  El clásico circuito de la medina incluye visitas a los distintos zocos y monumentos –mezquitas, madrasas y palacios– que se han ido conservando desde el 809, año de su fundación.

 Asimismo, el barrio de las curtidurías, pese a su desagradable olor, es visita obligada. Contemplar este oficio insólito, con los curtidores enfangados en el interior de las tinas, es un espectáculo extraordinario y el mejor lugar para verlo son las azoteas adyacentes. Para aguantar el fuerte olor del cuero, algunos se colocan una ramita de yerbabuena bajo la nariz.

     

 Caminar por el barrio de los andaluces, con la mezquita del mismo nombre, visitar la mezquita de Qarauiyn, tomarte un té a la menta desde una terraza, ver la puesta de sol desde las murallas, comprar algún souvenir en el zoco y disfrutar de una buena comida con especialidades marroquíes, son algunas de las muchas cosas que se pueden hacer en Fez.



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