El nombre de Xauen significa en dialecto rifeño, "dos cuernos", en referencia a los dos picos visibles desde la ciudad. La ciudad fue fundada en 1471 en el emplazamiento de una pequeña población bereber.
Su población original estuvo compuesta sobre todo por exiliados de Al-Andalus, tanto musulmanes como judíos, razón por la cual la parte antigua de la ciudad tiene una apariencia muy similar a la de los pueblos andaluces, con pequeñas callejuelas de trazado irregular y casas encaladas (a veces con un ligero tono azul).
Fue durante siglos una ciudad considerada sagrada, donde se prohibía la entrada a los extranjeros. Por esta razón se ha mantenido con pocas alteraciones toda su fisonomía medieval.
Chauen fue una de las principales bases del ejército español. Como en otras ciudades que pertenecieron al protectorado español, gran parte de sus habitantes sabe hablar español.
Desde Xauen, en un breve salto, se llega a Tetuán. También fue fundada por fugitivos del Al-Ándalus, según la leyenda, y durante los cuarenta y cuatro años de dominación española ofició como capital del Protectorado. Allí, de 1912 a 1956, tuvieron su sede el Alto Comisario (la máxima autoridad española de la colonia) y el Jalifa (delegado del sultán para la zona española). Todavía puede verse la residencia del primero y el palacio del segundo, hoy uno de los muchos y suntuosísimos palacios reales de Marruecos.
Tetuán, también colgada de una montaña, es blanca y bulliciosa y contempla satisfecha las lejanas cumbres del Gorgues, un impresionante macizo montañoso al que se abren las perspectivas de todas las calles. Posee una medina extensa y antiquísima, Patrimonio de la Humanidad, aunque algo deteriorada. Y como todas las ciudades marroquíes, es un puro sueño al anochecer.
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