9 oct 2009

ST. MARIE, la isla jardín. Agosto 2009.


Alrededor de 1506, los navegantes portugueses descubrieron la isla, el día de la Asunción (15 de agosto), mientras sobrevivían a un naufragio. Como de costumbre, le dieron al lugar el nombre del santo/a del día: "Santa María".

La isla tiene muchos sobrenombres como "La Isla Jardín". Debido a un microclima constante durante todo el año, Santa María tiene una vegetación muy exuberante. Si a las diversos cultivos de las especias (clavo, canela, vainilla, café, pimienta) que proliferan en abundancia, Santa María también ha mantenido una amplia gama de flora y fauna tropical.
El carácter insular del lugar y las características del suelo de coral alentó diversas modificaciones, tanto de animales y plantas, dando lugar a especies únicas.

La laguna de la isla de Sainte Marie posee abundantes estructuras de coral. Es un buen lugar para el buceo en el Océano Índico.
Cada año durante el invierno austral, grandes grupos de ballenas jorobada (Megaptera novaeangliae) migran desde la Antártida hasta el canal de tierra de Santa María . Estos gigantes tranquilos encuentran aquí las condiciones idóneas para el crecimiento de los ejemplares jóvenes y sus juegos de amor y apareamiento antes del retorno al mar frío.
Estuvimos 3 días en St. Marie, que nos sirvieron de rélax y broche de oro de nuestro viaje por Madagascar. El primer día, alquilamos una bicicletas y recorrimos parte de la isla, la capital y su mercado, el cementerio de los piratas, las playas, etc.

El segundo día nos fuimos en un barco al avistaje de ballenas, tuvimos suerte y pudimos ver bastantes. El tercer día nos dirigimos a la Isla Aux Nattes, cruzando en piragua, nos bañamos en sus playas de arena blanca e incluso vimos lémures en los bungalows de la playa. Vimos un entierro, sus cantos y bailes para honrar al fallecido, probamos el licor local y nos percatamos que el folclore local aún está enraizado en la isla.
También soportamos un fuerte aguacero, que anegaba la carretera (pista de barro)y nos hacía caminar por los charcos.
Nos alojamos en Chez Pierrot y las comidas y cenas eran a base de carne de cebú y mariscos, acompañados de cerveza THB.
El último día, tomamos un vuelo doméstico hasta Tana. Por la noche, vuelo internacional hasta Paris.

Y hasta aquí, la crónica de nuestro viaje por Madagascar, dónde se puede disfrutar de flora y faunas únicas en el mundo, paisajes sorprendentes, comida y bebida naturales, gente hospitalaria y sonriente. Enfín, un país para recomendar al viajer@, que desee explorar nuevos horizontes.
MISAOTRA, MALAGASY ¡

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