Manaus, con su millón y medio de habitantes, es la puerta de acceso al amazonas brasileño. Es una ciudad portuaria internacional, situada a 1.500 km de su desembocadura.Su historia comienza en 1669, con la fundación del fuerte de San José da Barra do río Negro, a 18 kilómetros del famoso “Encuentro de las aguas”, de los ríos Solimoes y Negro, para dar lugar al Amazonas. Perdida en plena selva virgen, la pequeña aldea que se estableció más tarde a su alrededor pasó dos siglos aislada del resto del país y del mundo.
Hacia 1890, la explotación del caucho y la concentración de las exportaciones en Manaos hizo florecer una infraestructura social y cultural sin precedentes.
Los magnates del caucho movían fabulosas sumas de dinero y fueron estos ricos de nuevo cuño los que decidieron transformar Manaos en una metrópoli al estilo de las del Viejo Continente.
Obras públicas y residencias permanecen hoy como testigos de aquella época: el teatro Amazonas y la plaza San Sebastián, complejo arquitectónico concebido por el italiano Domenico de Angelis; la Aduana y el muelle flotante, proyectados y prefabricados en Inglaterra; el mercado municipal, a imitación del de Les Halles de París; el palacio Río Negro, actual sede del gobierno del estado y antigua residencia de un excéntrico comerciante alemán, además de un sinnúmero de plazas y jardines.
La auténtica joya de Manaos es el teatro Amazonas, herencia de los tiempos de esplendor cauchero. Proyectado íntegramente en Portugal, fue inaugurado en 1896. En su desmedido afán vanguardista, la nueva aristocracia de Manaos no dudó en contratar a los más afamados artistas europeos de aquel tiempo, como Sara Bernhardt y Enrico Caruso.
Otra de las maravillas de Manaos es su muelle flotante. Articulado para fluctuar con los cambios de nivel de las aguas (trece metros en algunas temporadas), a su alrededor ha crecido todo un entramado de almacenes, restaurantes y tiendas instaladas sobre balsas conectadas entre sí por pasarelas que se extienden por las riberas del río Negro.
En la actualidad Manaos es el centro comercial por excelencia de la selva amazónica.
La mezcla de las tradiciones europeas y locales ha generado piezas de un estilo particular, el llamado caboclo, muy rico en coloridos. Pero la auténtica atracción para los maniáticos de las compras la constituye la Zona Franca, donde se vende una enorme variedad de productos importados de todo el mundo libres de aranceles aduaneros.
Para realizar un crucero o un viaje en barco por el río Amazonas, la mejor opción es comenzar en Manaos.
Pasar sus vacaciones en Manaos le puede permitir llegar al centro de la selva amazónica, ir en lancha por el Río Negro y dormir en un alojamiento en medio de la selva pero con todas las comodidades de la vida moderna.
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