Panamá esta situada en el istmo que une Centroamérica y América del Sur. El país se encuentra dividido por el Canal de Panamá, única vía de comunicación entre los océanos Atlántico y Pacífico.
Panamá limita al norte con el mar Caribe, al sur con el océano Pacífico, al oeste con Costa Rica y al este con Colombia. Alberga hasta 700 islotes y archipiélagos como Coiba, Jicarón, Cébaco o el archipiélago de Las Perlas, compuesto por 39 islas y más de 100 pequeños islotes. La costa está señalada por golfos como el de Panamá, el de los Mosquitos o el de Chiriquí.
El pico más alto del país es el volcán Chiquirí (3.475 metros). Las cordilleras de Talamanca (viene de Costa Rica) y la serranía de Darién (viene de Colombia) forman una cuenca en la que nacen más de 300 ríos que desaguan en el Pacífico y 150 que lo hacen en el Caribe. Además hay importantes lagos (Gatún, Alajuela o Bayano). Panamá alberga algunos de los mejores paisajes naturales de toda América Central.
HISTORIA
Los pueblos indígenas precolombinos asentados en Panamá no alcanzaron jamás el desarrollo de sus vecinos mayas del norte ni de los incas del sur, pero las influencias de estas civilizaciones se hicieron patentes en las primitivas culturas de los nativos
.
Fue en 1501 cuando Rodrigo de Bastidas, Juan de la Cosa y Vasco Núñez de Balboa llegaron a las costas panameñas. Al año siguiente Cristóbal Colón, en su cuarto viaje, arribó al actual Portobelo. El territorio, denominado como Castilla del Oro por la corona española, alcanzó especial importancia en 1513 cuando Núñez de Balboa cruzó el istmo y llegó hasta el océano Pacífico al que denominó mar del Sur.
Con el tiempo el istmo se convirtió en la ruta natural del tráfico comercial del Perú. El oro y la plata se embarcaban en la ciudad de Panamá, desde donde, por tierra, llegaban a Portobelo para rebosar después las bodegas de los galeones que partían hacia España. Este trasiego de oro atrajo a numerosos bucaneros. Durante los siglos XVI y XVII los españoles tuvieron que enfrentarse con las naves de piratas como Francis Drake, que destruyó Portobelo en 1591, o Henry Morgan, que hizo lo propio con la ciudad de Panamá en 1671. Tan fuerte llegó a ser el acoso de los piratas que la ruta panameña entró en desuso, con la consecuente decadencia de la colonia.
Panamá se independizó de España en 1821, para pasar voluntariamente a formar parte de la República de la Gran Colombia, bajo el nombre de Departamento del Istmo. Pero la unión de ambas regiones nunca llegó a ser estable.
En 1846, Estados Unidos obtuvo de Colombia la concesión para la construcción y defensa de un ferrocarril oceánico. Pero la idea de construir un canal estaba ya en los planes de los norteamericanos, que intentaron en varias ocasiones conseguir la firma de un tratado que lo propiciase. En 1903 los colombianos se negaron a concretar tal acuerdo, lo que fue aprovechado por los movimientos separatistas para proclamar la independencia de Panamá el 3 de noviembre, rápidamente reconocida 15 días después por el Gobierno de Estados Unidos.
La consecuencia inmediata fue la firma del Tratado Hay-Bunau-Varilla, por el que el Gobierno provisional de Panamá concedía permiso al de Estados Unidos para construir el ansiado canal, así como los derechos perpetuos para ocupar y controlar la franja de tierra por la que éste discurriría, la denominada Zona del Canal de Panamá.
A modo de compensación, Estados Unidos entregó al Gobierno panameño 10 millones de dólares comprometiéndose al pago de 250.000 dólares más cada año. También asumió la obligación de garantizar la independencia del país, lo que en la práctica le permitía intervenir directamente en caso de conflictos internos en el país centroamericano. Esta última disposición fue recibida con grandes protestas por parte de los nacionalistas panameños, que veían seriamente amenazada su independencia real, y se convirtió, desde entonces, en recurrente tema de debate en la vida política panameña.
La apertura del canal, en 1914, marcó el inicio de una época de prosperidad para el país y también del descontento político que desembocó en una abierta agitación nacionalista contra Estados Unidos, cada vez más presentes en los asuntos de la política interna panameña.
Como reflejo de lo sucedido en Egipto con la nacionalización del canal de Suez, en Panamá surgieron en 1956 grupos opositores que exigían el mismo tratamiento para el canal centroamericano, provocando una nueva escalada de disturbios que se mantuvieron hasta 1967, año en que se firmó un nuevo tratado entre Estados Unidos y Panamá. Este acuerdo se mantuvo en vigor hasta 1977, cuando se llegó al consenso sobre un nuevo tratado que fue ratificado por los entonces presidentes Omar Torrijos y Jimmy Carter, y por el cual se permitía a los norteamericanos continuar con el mantenimiento y la defensa del canal hasta el año 2000.
En 1984 el general Manuel Noriega, miembro de la CIA, llegó al poder. Pronto instauró una dictadura, suprimiendo los derechos civiles y eliminando a los opositores. No contento con eso, se dedicó también a actividades delictivas como tráfico de cocaína y blanqueo de dinero. Cuando Noriega anuló las elecciones de 1989, que daban como vencedor Guillermo Endara, la situación alcanzó un punto crítico, que se intensificó con la declaración de guerra a EEUU pronunciada por el dictador.
La respuesta norteamericana no se hizo esperar. Miles de marines ocuparon el país con el objeto de capturar a Noriega, dejando a su paso a 2.000 civiles muertos y a otros tantos sin hogar. Noriega se refugió en la embajada del Vaticano, de donde fue sacado por las tropas estadounidenses machacándole con el atronador sonido de AC/DC (sic). 'Cara de piña', apodo del dictador, fue llevado a EEUU, juzgado por tráfico de cocaína, crimen organizado y blanqueo de dinero y condenado a 40 años de prisión. En la misma fecha Estados Unidos se comprometió a indemnizar a Panamá con 1.000 millones de dólares por los daños causados durante la invasión.
Por fin, según los acuerdos firmados 22 años antes, el 31 de diciembre de 1999, el tan conflictivo como estratégico canal pasó oficial y definitivamente a formar parte de la República de Panamá.
La cultura panameña es un crisol de tradiciones españolas, africanas, amerindias y norteamericanas. En música destaca, la popular cumbia, de origen africano y considerada como el baile más popular de Panamá, que encuentra en el mundialmente reconocido Rubén Blades uno de sus más importantes intérpretes.
+ INFO: http://www.visitpanama.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario