En el corazón de las montañas más altas de la tierra, allá donde las cuatro grandes cadenas montañosas del Pamír, el Hindu Kush, el Karakorum y el Himalaya se unen, surge el profundo valle de Hunza que discurre hacia el sur formando uno de los paisajes más bellos del continente asiático.
El valle de Hunza se encuentra a unos 2.400 metros de altura y se extiende por una superficie de 7.900 km². La ciudad más importante y capital es Karimabad, conocida por el espectacular paisaje de montañas que incluye el pico Rakaposhi de 7.788 mts.
Toda la región es de una gran belleza. La Carretera del Karakórum que une Pakistán con China pasa por este valle. Está poblado por el pueblo "hunza" que hablan burushaski; también se habla el wakhi y el chino; la mayoría de la población es ismaelita. Fue el centro del antiguo Principado de Hunza abolido en 1974.
Esta región es conocida también como el lugar en el que se encuentra Shangri-lá, la tierra de la juventud eterna. El escritor norteamericano James Hilton se inspiró en el valle para su novela Horizontes perdidos (1933),
Aquí se encuentra el hogar de los kalash, la mítica tribu que protagoniza la novela de Rudyard Kipling El hombre que pudo ser rey.
A finales del siglo XIX esta región era conocida como Kafiristán, la «tierra de los infieles». El origen de los kalash sigue siendo un enigma. Alejandro Magno habla sobre su encuentro con un pueblo que decía ser descendiente de Dionisius, el dios griego del vino. Era común que los persas exiliaran a los griegos de Asia Menor a los lugares más orientales de su imperio. En este remoto lugar se dan un gran número de similitudes con la antigua cultura griega como la estructura y las leyes de su gobierno y la fabricación de su propio vino.
Sólo después de la II Guerra Mundial los kalash empezaron a abandonar sus pintorescos y ebrios festivales. Los adornos que las mujeres colocan en sus cabezas son similares a los utilizados por los bailarines griegos y las flautas que usan en las danzas también se encuentran en Grecia. Las sillas bajas que utilizan para sentarse no existen en ningún otro lugar del continente. Su idioma contiene muchos elementos del griego, persa y sánscrito y no es raro observar a niños rubios y de ojos claros. En la actualidad 2.500 kalash siguen resistiendo al imparable avance del islam, negándose a perder una identidad de la que se sienten muy orgullosos.
Para llegar al Valle de Hunza, en Islamabad se pueden alquilar vehículos con o sin conductor (la segunda opción no es muy recomendable) Para los más lanzados o con poco presupuesto, es recomendable viajar en transporte público utilizando alguno de los pintorescos y llamativos autobuses pakistaníes. Se pueden coger en el Raja Bazar de Rawalpindi.
La ciudad más importante del valle es Baltit (Karimabad) que también es una buena base para hacer senderismo. En esta pequeña población hay una amplia oferta de hoteles y restaurantes, la mayoría bastante básicos pero limpios y a buenos precios.
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