La historia de la ciudad ha pasado por las aguas del Estrecho que la separa de Italia. Desde el mar llegaron griegos, romanos, bizantinos, normandos, españoles y franceses. La destrucción de la ciudad y del Puerto más importante para los comercios de la isla con el continente se debió al terremoto de 1908 y al maremoto que sellaron el principio de una nueva fase histórica. Messina reconstruida fue bombardeada duramente durante la segunda guerra mundial y hoy parece una ciudad moderna que intenta reconquistar un rol de interés en Europa y en el Mediterráneo.
La actual Mesina originalmente tenía el nombre de Zancle, que quiere decir "hoz", por la forma de su puerto natural.
Messina conserva buena parte de sus monumentos, tenazmente reedificados después de los tremendos terremotos y bombardeos, edificios como la Catedral de tipo normando (1160), compuesta por una torre campanario moderna, con reloj astronómico, obra de los hermanos Unger (1933), y la gótica iglesia de San Francisco, con ábsides del siglo XIII.
Otros edificios, como la iglesia de la Anunciación de los Catalanes (siglos XII y XIII), joya del arte árabe-normanda, con componentes bizantinos, la iglesia de Santa María Alemana (restos, siglo XIII). Notables son las bellas fuentes del siglo XVI de Neptuno y Orión, de G.A.Montorsoli, el monumento Bronceo (1572) y don Juan de Austria (el vencedor de la batalla de Lepanto), el santuario de Montalto, y el templo votivo de Cristo Rey.
El Museo Nacional cuenta con numerosas obras de arte recuperadas de las iglesias y conventos destruidos por el terremoto.
Lo mejor de Mesina es la plaza del duomo con su catedral, el reloj astronómico, el campanario y las fuentes. Cada día a las 12 del mediodía, los autómatas que representan a Dina y Clarenza quienes durante las vísperas sicilianas dieron la voz de alarma, tocan las campanas de la ciudad. Después, suena el angelus, creando un ambiente especial.
+ INFO: http://www.lasicilia.es/mesina
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