La villa que hoy visitamos cuenta con un precioso paseo marítimo junto al puerto, además de dos arterias principales para la vida comercial y cultural: la Avenida de la República y la peatonal calle de Teófilo de Braga que desemboca en la hermosa Plaza de Marqués de Pombal.
En la plaza, una cadena de naranjos y edificios románticos del XVIII , destaca su obelisco central —símbolo del poder real—, del que parte, de forma radial, un mosaico en blanco y negro. En ella se encuentra la Iglesia Matriz de Nuestra Señora de la Encarnación, del XVIII, con notables retablos, una hermosa talla y seis vidrieras. El Centro Cultural António Aleixo, de deliciosa construcción, era el antiguo mercado y hoy sala de actividades culturales a lo largo del año (teatro, danza, música, pintura, escultura...). Ahora mismo, en diciembre de 2010 hay instalado un Belén gigante.
Próximo a Vila Real nos encontramos con Castro Marim, un baluarte fronterizo que impresiona por la particularidad de sus dos castillos: uno levantado por Alfonso III en el siglo XIII, sede de los Caballeros de la Orden de Cristo, y otro añadido posteriormente por Juan IV, en el siglo XVII. El primero, fue una antigua fortificación romana y árabe, de gran importancia estratégica para el control de la frontera española durante la invasión árabe. Intramuros, en la actualidad alberga un museo arqueológico, donde se exponen ánforas, cerámicas, balas de cañón, lanzas, flechas... El segundo, está formado por las murallas añadidas por Juan IV y el fortín llamado Castillo de San Sebastián, en la cima de una colina muy próxima, desde donde se contemplan unas fabulosas panorámicas.
En la zona también podemos visitar los restos de la que fuera la Iglesia de Santiago, del XIV, de la que solo queda un pórtico presidido por un crucifijo, donde solía rezar Enrique el Navegante.
La espectacularidad de la panorámica sobre la desembocadura del Guadiana, frontera entre España y Portugal, y marismas, las playas y los almendros en flor, hacen de Castro Marim visita obligada.
Son particulares de la arquitectura portuguesa, las casas encaladas con puertas y ventanas adornadas con un borde generalmente azul añil, verde o amarillo y con una original chimenea en el tejado; así son las casas típicas del Algarve portugués.
Como dice la copla de Carlos Cano, para entrar en el Algarve:
“ En las noches de luna y clavel,/ de Ayamonte hasta Villa Real,/ sin rumbo por el río, entre suspiros/una canción viene y va,/ que la canta María/ al querer de un andaluz./ María es la alegría, y es la agonía,/que tiene el sur.
+ INFO: http://www.cm-vrsa.pt/portal_autarquico/vila_real_sto_antonio/v_pt-PT/menu_turista/turismo/
http://www.portugal-algarve.es/castro-marim-portugal/
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