El Valle del Loira es un entorno natural incomparable bañado por el río Loira, cuya grandeza serpentea entre verdes paisajes y ciudades llenas de historia, y está salpicado de más de mil castillos que se alzan majestuosos para darle la bienvenida. Un total de 280 kilómetros que discurren entre Sully-sur-Loire (Loiret) y Chalonnes-sur-Loire (Anjou).
En esta región abundan los castillos, (+ de 100 ), sólo 42 reciben la denominación de “Castillos del Loire” entre los que se destacan: Chenonceu, Cheverny, Sully, Chambord, Blois, Chaumont, Amboise, Villandry (famoso por sus huertas y jardines), etc.
La mayoría de los castillos tienen sus orígenes en la Edad Media de la que conservan trazas arquitectónicas importantes. Sin embargo la mayoría fueron remodelados durante el Renacimiento francés, por ese motivo, pasear por el valle del Loire es como trasladarnos de pronto al Renacimiento.
Para comprender la proliferación de castillos en esta área debemos conocer un poco la historia de Francia. Durante los siglos de conmociones que siguieron a la paz galo-romana, esta región fue un importante foco de desarrollo y difusión del cristianismo, a partir sobre todo del apostolado de San Martín, obispo de Tours, muerto en el año 397. La iglesia fue la heredera de la civilización romana, incluida su lengua y métodos de administración. Esta herencia les permitió reconstruir el orden civil y, con el tiempo, hacer de contrapeso al poder de los grandes señores feudales que se disputaron el Orleanesado, la Turena y Anjou desde el siglo X al XII.
En la Guerra de los Cien Años contra Inglaterra, el hijo del rey, el delfín Carlos VII, trasladó al Loira la administración del reino, viajando sin cesar de castillo en castillo, como lo hizo toda la monarquía hasta el siglo XVIII. Por eso se dice que en esa zona, el rey estaba en su casa.
Pero el Loire además es un valle privilegiado: bosques con abundante caza para entretener a la monarquía, y madera para las construcciones; planicies calcáreas que proveían piedra para castillos y abadías. La tierra es excelente para los cultivos, los huertos y viñedos caracterizan el área.
Y no tenemos que olvidarnos que hasta el siglo XIX, el río trasportaba todo tipo de barcos que bajaban hacia Nantes con la corriente o la remontaban desplegando las grandes velas rectangulares. El ferrocarril y luego las carreteras abolieron el comercio fluvial.
La Unesco declaró en el año 2000, el Valle del Lora como Patrimonio de la Humanidad.
Entre los muchos castillos, yo visité el de Chambord.
El Castillo Real de Chambord, es uno de los castillos más reconocibles en el mundo debido a su arquitectura renacentista francesa muy distintiva que mezcla formas tradicionales medievales con estructuras clásicas italianas.
Es el castillo más grande de los Castillos del Loira, pero fue construido para servir sólo como un pabellón de caza para el rey Francisco I.
En el castillo destacan ocho torres inmensas, 440 habitaciones, 365 chimeneas y 84 escaleras. El castillo está rodeado por 52,5 km² de árboles, que forman un bosque de 31 kilómetros.
.+ INFO: http://www.chambord.org/Chambord-es-idm-1-n-Accueil.html
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