Las Islas Filipinas son un país insular del Sureste Asiático ubicado en el océano Pacífico. Oficialmente las Filipinas constan de 7.107 islas, estando sólo 2.000 de ellas habitadas. Es un país sin vecinos físicos. Dista de norte a sur unos 1.850 kilómetros, y de este a oeste 1100 kilómetros, siendo su cumbre más alta el monte Apo (2.954 metros).
Geografía:
Su ubicación en el cinturón de fuego del Pacífico y su clima tropical lo convierten en un lugar propenso a terremotos y tifones, pero también es rico en recursos naturales y alberga una de las zonas más biodiversas en el mundo. Se puede dividir el país en tres regiones, la isla de Luzón al norte, el conjunto de las Bisayas en el centro y Mindanao al sur.
- Luzón.
Es la isla más grande de archipiélago y contiene más de la mitad de la población, incluida la capital. En la parte norte de la isla se encuentran las terrazas de arroz más impresionantes del planeta, en una zona montañosa y muy rica en diferentes tribus. Por el contrario, el centro y el sur se encuentran más industrializados y poblados. Aquí la densidad de volcanes es impresionante, algunos de ellos tristemente famosos por sus erupciones devastadoras. - Bisayas.
La mayoría de la islas del archipiélago forma este compacto grupo llamado las Bisayas. Las mayores son Bohol, Cebú, Guimaras, Leyte, Negros, Panay, Romblón, Samar y Siquijor. Exigen una complicada red de barcos para mantenerlas comunicadas y significan para el viajero infinidad de destinos con diferencias propias.
Palawan al oeste de las Visayas: Es la isla más alejada, alargada en su forma (400 kilómetros de largo por 40 de ancho), y consistente en accidentadas junglas. Contiene muchos escenarios naturales intactos e infinitas playas tropicales vacías. Además la escasa población resulta de lo más amigable. Los bosques, la flora y la fauna cuentan con cantidad de endemismos, y las barreras de coral con impresionante variedad marina. - Mindanao.
El sur secesionista y de mayoría musulmana es la segunda isla del archipiélago en cuanto a extensión. Prolongándose por el grupo de las Sulu llega casi a tocarse con Borneo. Durante años la isla ha sido el escenario de constantes levantamientos de diferentes grupos étnicos, religiones, intereses comerciales y ambiciones políticas que han marcado y siguen marcando el día a día de sus habitantes. Mindanao sigue siendo la espina clavada del gobierno central, que no acaba de controlar la situación política, religiosa y étnica. Es por tanto una zona de cierta inestabilidad. Además constituye un paraíso para el visitante, con gran diversidad natural y paisajística, étnica, comercial y folclórica.
Historia:
Los primeros habitantes de las Filipinas llegaron a través del puente de tierra entre el continente asiático y Filipinas. Los Negrito están considerados como los habitantes más antiguos de Filipinas, llegados del continente asiático hace 25.000 años. Más adelante se produjeron diversas oleadas de inmigración indochina, malaya e hindú (desde Sumatra y Java), contribuyeron al intercambio de comercio e ideas en las diferentes islas.
La propagación del islam llegó en el 1380 a través del pequeño archipiélago de las Sulu, afianzando la conversión del sur del país hasta nuestros días.
Fernando de Magalhaes arribó en las Visayas el 1521 reclamando el país para la corona española. Los españoles iban tomando tierra para controlar todo el territorio a excepción de las islas del sur, en poder de los musulmanes.
Hasta el 1821 las Filipinas fueron administradas desde México, y fueron duramente hostigadas por holandeses, chinos, portugueses e ingleses, llegando a tener estos últimos el control de Manila por un breve periodo de tiempo. A finales del siglo XIX comenzaron las primeras revueltas independentistas que acabó liderando José Rizal, quien a la postre se convertiría en el héroe nacional al ser ejecutado por los españoles en el año 1896.
Fue a raíz de la disputa por Cuba entre España y Estados Unidos cuando los filipinos, con el general Aguinaldo al frente, ganaron la independencia y España vendió la colonia a Estados Unidos por 20 millones de dólares.
Fue así como los filipinos continuaron dominados por una potencia extranjera, aunque no tardaron en lograr que se reconociese su propio presidente.
Durante la Segunda Guerra Mundial los japoneses invadieron el país, y entre 1942 y 1944 estuvieron bajo dominio nipón. Fue el General Mc Arthur quién liberó al país y en 1946 las Filipinas recibieron plena independencia, ya prometida en 1935 por los americanos. El primer presidente de la república fue Manuel Rozas.
Ferdinand Marcos fue elegido como presidente en 1965 y reelecto en el 69. El país estaba sumido en un mar de violencia y desorden y en 1972 fue instaurada la ley marcial.
Filipinas se abrió a las inversiones extranjeras durante los 70, justo cuando diferentes guerrillas comunistas sembraron de nuevo la violencia en el país.
Aunque la ley marcial fue abolida en 1981, Marcos continuó su régimen dictatorial y ese mismo año consiguió la reelección por otros seis años, aunque acompañado de disturbios.
En 1986 entró en escena Cory Aquino como presidenta. Ella recuperó las instituciones democráticas, pero tuvo diferencias con las altas esferas militares y los problemas económicos del país. En 1992 fue sustituida por su ministro de defensa, Fidel Ramos, quien intentó acabar con la corrupción y revitalizar la economía atrayendo inversiones extranjeras. En el 98 fue reemplazado por José Estrada (como Ronald Reagan, antes actor), que es el actual presidente.
En el año 1996 se consiguió un tratado de paz con la guerrilla musulmana, a la que se concedió cierta autonomía para las provincias de Mindanao. Pero este acuerdo no fue
asignado por todos los grupos, y los problemas entre los grupos cristianos radicales y las guerrillas musulmanes continúan en el sur.
Cultura:
A pesar de que el inglés es la lengua oficial, junto con el tagalo, la influencia española está muy arraigada en Filipinas. Todavía hay muchos indicativos de ello, como quizás lo sea esa herencia emocional y pasional acerca de la vida, que se asemeja más a lo latino que a lo asiático.
Además es un país con gente amable y hospitalaria, algo por lo que los filipinos tienen fama legendaria en el sudeste asiático: “ La sonrisa de Asia”.
El mejor momento de viajar a Filipinas es desde diciembre a mayo, o lo que es lo mismo, fuera de la temporada de los tifones. Es un país típicamente tropical, caliente (con temperaturas casi constantes a lo largo de los 12 meses) y húmedo durante todo el año. Para desplazarte por el país, lo mejor es el avión, bus, barco y sin duda, los reyes del transporte en todo el país son los «Jeepneys», antiguos jeeps dejados por los americanos después de la Segunda Guerra Mundial y que ahora colapsan las calles de todas las ciudades. Son para el visitante una cita ineludible, un viaje fascinante en el microcosmos de los jeeps, los cuales además son verdaderas obras de arte, aunque ruidosos, inseguros y contaminantes.
Lugares a visitar:
Verdaderamente en Filipinas el Este se encuentra con el Oeste, y ello convierte al país en especial. Además es el único país cristiano de Asia.
- Mayon.
El activo volcán Mayon (Luzón), con su perfecto cono está considerado como el más hermoso volcán del mundo. - Las «colinas de chocolate».
Las «colinas de chocolate» en la isla de Bohol son más de 1.000 colinas de entre 30 y 50 metros cubiertas de hierba. Al final de la estación seca la hierba está de un color achocolatado que le da su nombre. Un sitio único y espectacular. - Norte de Luzón.
Las terrazas de arroz y las montañas del norte de Luzón merecen un viaje aparte, pulcramente labradas en las montañas. Las terrazas se reconocen como un lugar destacado en el continente asiático. - Playas.
Las playas de Filipinas están entre las mejores del mundo. Destaca también una pequeña isla por su belleza y paradisíacas playas, es Borocay, al norte de la isla de Panay.
REPORTAJE:
La apartada isla de Palawan ofrece atrayentes aventuras en escenarios vírgenes como el río subterráneo de St. Paul o los famosos corales de El Nido.
En la olvidada Mindanao hay suficientes atractivos para compensar el viaje. Por un lado está la cumbre del país –el monte Apo con su Parque Nacional– y por el otro los magníficos escenarios de los lagos Sebú y Lanao.
Este es un país lleno de selvas vírgenes donde caminar o explorar nos puede deparar fascinantes aventuras.
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