Yazd , es una de las ciudades más antiguas y de mayor importancia histórica de Irán. Con una población de 500.000 habitantes, entre los desiertos Dasht-e Kavir y Dasht-e Lut y a 1200 m sobre el nivel del mar, soporta los rigores del clima, más de 40º en verano y - 20º en invierno.
La ciudad vieja, construida en adobe, es la más antigua de las ciudades todavía habitadas de Irán. Es por ello que merece la pena darse un paseo y disfrutar de sus calles con edificios color arcilla donde se mantiene la atmósfera tradicional.
Las construcciones de Yazd son un ejemplo de buena adaptación al entorno y arquitectura sostenible. Dos de los elementos más destacados de las casas construidas con adobe en Yazd son las cúpulas circulares y las famosas torres de ventilación (bagdir). Estas últimas se utilizan, como el nombre indica, como sistema de ventilación de las casas, mucho más eficientes silenciosas y ecológicas que nuestros sistemas de aire acondicionado.
Estas torres permiten la circulación de aire en el interior de las casas aprovechando las corrientes térmicas que evacuan el calor de la casa. La habitación más fresca de la casa suele ser un patio cubierto con una fuente en el centro de la casa. La torre de ventilación se sitúa encima, en el techo de este patio cubierto sobre la fuente de agua y permite mantener la sala a una temperatura realmente agradable. La entrada de la casa solía dar a esta estancia, desde donde se alcanzaban el resto de las habitaciones.
En Yazd se halla una de las comunidades Zoroastrianas más importantes del país. Se puede visitar el templo zoroastriano del fuego. con una llama que lleva encendida más de 1500 años. Las torres del silencio situadas a las afueras de la ciudad eran usadas antiguamente por los zoroastrianos en sus ritos funerarios, que consiste en dejar los cadáveres expuestos a la intemperie, puesto que la cremación y el enterramiento están prohibidos, manteniendo como consecuencia una bien alimentada comunidad de buitres.
Comenzamos nuestra visita a la ciudad de Yadz, desde la terraza de nuestro hotel, el Yazd Traditional Hotel de la cadena Mezhr, que era una casa de un comerciante de familia noble y ha sido restaurado. Con una soberbia panorámica de la ciudad, vemos los bagdir (captadores de viento), los minaretes de las mezquitas, la ciudad vieja.
Visitamos las Torres del Silencio y el Templo del Fuego, símbolos de los zoroastrianos. Nos vamos a la ciudad vieja, con callejuelas
y pasadizos, descubriendo bellos rincones a cada paso. Paseamos por el bazar y llegamos a la plaza Amir Chakhmaq con la famosa puerta de varios pisos de altura con aires de mezquita, que viene a ser el centro.
La mezquita del Viernes, en el límite con la ciudad nueva es especialmente famosa y bella. Minaretes, puertas, mosaicos hacen de ella un monumento singular que de ningún modo hay que perderse.
Después de comer, visitamos el Museo del agua, que ocupa la antigua residencia de algún rico comerciante y nos muestra la red de canales subterráneos (los qanats) que con extensiones de decenas de kilómetros llevaban -y llevan- agua a las ciudades desde manantiales próximos a las montañas. Terminamos la jornada, acudiendo a un zurkhaneh o casa de fuerza, un gimnasio para ver el ejercicio de los miembros en una disciplina, en buena parte espiritual, que hunde sus raíces en las más antiguas tradiciones iraníes.
Fuimos a cenar al restaurante Hammam-e Khan, una antigua casa de baños restaurada, con estanques, bóvedas decoradas y deliciosa comida. Yo probé el dizi, cordero guisado con puré de garbanzos. ! Excelente ¡
+ INFO: http://www.necesitounasvacaciones.com/yadz_iran.html
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