El sultanato de Omán ocupa el extremo sudoeste de la Península Arábiga, algunas islas coralinas y una pequeña zona, separada del territorio principal que está situado en la punta de la península de Musandam y que penetra en el estratégico estrecho de Ormuz. Su costa está abierta a tres mares: el golfo Pérsico, el golfo de Omán y el mar Arábigo. Abarca 1700 kilómetros, desde el estrecho de Ormuz hasta la frontera con la República de Yemen. Es el tercer país de mayor extensión de la Península.
La orografía del sultanato se compone de llanuras pedregosas, valles y abruptas elevaciones montañosas. El área más importante corresponde a los llanos costeros que representan un 3% del territorio continental. Las zonas montañosas suponen un 15% y el restante porcentaje corresponde a arenas y gravas desérticas entre las que se incluye parte del llamado «Distrito Vacío».
La riqueza agrícola del país surge en los «wadis», valles irrigados por pequeños ríos y riachuelos, y en los oasis cuyas aguas se canalizan a través de «falaj». Omán es un país eminentemente agrícola pese a sus recursos petrolíferos y de gas natural. Es el menos “rico” de los emiratos del golfo Pérsico.
Los antepasados de los actuales omaníes llegaron en dos oleadas migratorias procedentes de Yemen y del norte de Arabia en la época en la que los persas ocupaban varias zonas del país.
La llegada del Islam se produjo hacia el año 630, fecha en la que sus gobernantes, Abd y Jaifar, abrazaron la nueva fe uniéndose a la estricta secta abadí y expulsando a los persas. Los siguientes siglos transcurrieron con la alternancia de periodos de estabilidad con otros de confrontaciones entre las diferentes tribus. A comienzos del siglo XVI, marinos portugueses ocuparon la zona de Mascat, que dominaron durante siglo y medio haciéndose con el control del comercio, hasta entonces monopolio de los árabes. En 1650 los portugueses fueron expulsados y se unificó el sultanato bajo la dinastía Yaruba. En 1718 estalló una guerra civil en la que intervinieron los persas, que fueron vencidos y expulsados. En la década de 1740 el país pasó a ser gobernado por la dinastía Al Bu Said, a la que han pertenecido desde entonces todos los sultanes de la nación.
La época de mayor esplendor del sultanato corresponde a la primera mitad del siglo XIX con el gobierno de Said Sultán, quien llegó a tener posesiones a ambos lados del Golfo y en el este de Africa, haciendo de Zanzíbar su segunda capital. A esta época de esplendor le siguió una progresiva decadencia. En 1890 la zona se convirtió en un protectorado británico. La sociedad omaní mantuvo en este periodo un total aislamiento exterior con conflictos ocasionales en el interior. En la década de los cincuenta se produjo una rebelión religiosa y, en 1963, un alzamiento tribal en la región de Dhofar. En 1962 se descubrió petróleo, aunque en una proporción mucho más reducida que en los emiratos vecinos. El sultán Said bin Taimur, que accedió al poder en los años treinta, ante la escasa repercusión que tenían en el pueblo las riquezas que generaba el petróleo, fue depuesto en 1970 por su hijo Qaboos bin Said, quien optó por una política de modernización y apertura del país.
Omán, como muchos otros países árabes, posee un patrimonio cultural y artístico incuestionable. Una iniciativa puesta en marcha por el Ministerio de Patrimonio Nacional y Cultural para rescatar estos legados ha permitido reunir muchos documentos, manuscritos y utensilios que actualmente se exhiben en diversos museos del sultanato.
La recuperación de las fortalezas y castillos del desierto ha sido un preocupación prioritaria de las autoridades, y en la actualidad se han conseguido rescatar más de 100 fortalezas y castillos. Algunos, como es el caso del de Bahla, han sido declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Otro elemento importante que se está recuperando es la artesanía tradicional que los nuevos sistemas productivos han arrinconado. En muchas ciudades del país se pueden ver todavía a viejos artesanos trabajando los materiales a la antigua manera; estas actividades están protegidas por el Ministerio para su preservación.
La arquitectura de las fortalezas del desierto y la artesanía tradicional son dos de los elementos artísticos más destacables que encontramos en el sultanato.Sin olvidarse de los “falaj” o acequias, que irrigan gran parte de las tierras cultivables.
El clima varía de una región a otra. Es caluroso y húmedo en las zonas costeras en verano, mientras que el interior presenta un calor seco, a excepción de las montañas más altas que gozan de un clima moderado a lo largo de todo el año. Las lluvias son ligeras e irregulares, si bien pueden producirse tormentas que originan inundaciones. En la región de Dhofar, al sur, el clima es más suave y cuenta con el monzón de mayo a septiembre.
La mejor época para visitar el país es de noviembre a marzo ya que, en algunas zonas del país, no es inusual rebasar los 50ºC de temperatura en verano.
La gastronomía tradicional del país es similar a la de otros países de la misma zona geográfica. Merece la pena destacar el shawarma, el shiskebab, los dulces así como los dátiles. El omaní ha sido un pueblo de navegantes y por extensión de pescadores; esta actividad todavía se desarrolla en grandes proporciones y ofrece una rica gastronomía en productos obtenidos del mar. Además, los wadis, aunque no en grandes proporciones, sí permiten excelentes productos vegetales y frutales que son muy comunes en las mesas del sultanato. Hay mucha influencia de las comidas india y turca, por ser éstos los propietarios de muchos restaurantes. A destacar los excelentes zumos naturales de mango, aguacate, carcadé (hibisco). El alcohol está prohibido, aunque se pueden encontrar cervezas en algún hotel (Hotel Marina en Muscat) incluso en el desierto, pillamos unas birras en un lodge regentado por un hindú.
Las compras más interesantes se pueden realizar en los zocos de las diferentes ciudades. El incienso y la mirra son dos elementos que integran la cultura omaní, y se pueden conseguir de muy diversos tipos a unos precios realmente interesantes. Las joyas de plata y de oro, los tejidos, las alfombras, las dagas, las máscaras faciales, las teteras y los artículos de cuero son algunos de los productos de artesanía que podemos encontrar. En algunos mercados, sobre todo del sur, todavía se puede encontrar comercio de armas en los mercados.
Nuestro viaje por Omán, realizado en enero de 2015, fue en vehículos todoterreno 4 x 4, recorriendo lugares como Muscat, Nakhal, Al Hamra, Jebel Shams (Montañas del sol), Bahla, Jabrin, Nizwa, Sinaw, wadi Bani Khaled, desierto de Wahiba, Sur, volviendo a la capital, Muscat.
Visitamos poblados de adobe, mercados rurales, dunas del desierto, wadis, fortalezas, pueblos pesqueros, lonjas de pescado, caminatas de senderismo y algunas ciudades.
Omán es un país a descubrir que vive el sueño de la Arabia Felix y patria de Simbad el marino.
+ INFO: http://www.elmundo.es/viajes/2002/13/1035915443.html