Las Cataratas de Iguazú (aguas grandes, en guaraní) son las más bellas del planeta. Más anchas que las Victoria, más altas que las Niágara, donde nace el arco iris cada momento.
Forman el Parque Nacional de Iguazú y son patrimonio de la humanidad desde 1984.
Están situadas entre Argentina y Brasil y cerca de la frontera con Paraguay. El mejor acceso es desde el lado argentino, puedes pasear por los senderos bien señalizados, navegar en gomón (lancha neumática), subir en trenecito y verlas en toda su amplitud desde los puntos de observación. Pero, para tener una visión global, hay que pasar al lado brasileño, que se pueden observar desde el aire (paseo en helicóptero), desde tierra y desde el propio río.
El río Iguazú, que nace en Brasil (Serra do Mar), recorre 1300 Kms., recibe a su afluente, el río San Antonio y desemboca en el río Paraná en la triple frontera argentino-brasileña-paraguaya, formando las cataratas de Iguazú.
Una falla geológica producida en el cauce del río Paraná hizo que la desembocadura del río Iguazú quedara convertida en una cascada gigante de 80 mts de altura.
Se pueden observar entre 160 y 250 saltos de agua, según el caudal de agua que lleve el río.
Muy cerca, se ha construido la presa de Itaipú, entre Paraguay y Brasil, la mayor central hidroeléctrica del mundo.
El punto culminante es la Garganta del Diablo, donde cae el agua a 70 mts de altura, el ensordecedor bramar del agua y densas columnas de vapor, que despide el agua al chocar contra las rocas del fondo.
Después de un corto vuelo desde Buenos Aires a Puerto Iguazú, llegamos al parque. Sin buscar hotel, nos lanzamos a visitar el lugar. Paseamos por el sendero Macuco y ya oímos, a lo lejos, el estruendo del agua. Hacemos el sendero inferior, que nos acercan a la base del río.
Embarcamos en un gomón, que nos acerca a la garganta del diablo. Experiencia alucinante, ver de cerca la fuerza del agua.
Sin secarnos apenas, tomamos el trenecito ecológico, que te acerca a los senderos superiores y vas viendo los distintos observatorios, hasta llegar al culmen, la garganta, esta vez vista desde arriba. Sencillamente, impresionante.
Era la hora de cerrar el parque, ya que nos hubieramos quedado allí, mucho más tiempo.
Al día siguiente, pasamos al lado brasileño y aunque al principio del día había una densa niebla, se fue aclarando y pudimos ver las cataratas en todo su esplendor.
Nos vamos a Puerto Iguazú, buscamos alojamiento y salimos a cenar. Descubrimos el invento de "tenedor libre", comes todo lo que puedas por un precio establecido. Dimos cuenta de una buena parrillada de carne.
Damos un paseo por la ciudad y llegamos al mercado de artesanía, donde se venden piedras semipreciosas y artesanía de los indios guaraníes.
Más información en: http://www.argentinaturistica.com/igziresenia.htm
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