26 may 2007

El Desierto de Namibia: Un lugar mágico. Agosto 2002.



Salimos del Parque Nacional de Etosha rumbo al desierto de Namibia. Paramos en Outjo.


Llegamos a Spitzkope, paraje de antiguos volcanes, cuya lava se ha solidificado y se ha transformado en granito. Allí acampamos, escalamos algunas colinas y vemos otra impresionante puesta de sol. Por la noche, vienen algunos jóvenes de los alrededores y nos cantan y bailan los ritmos del lugar. Junto a la hoguera del campamento, danzamos con ellos y pasamos una buena velada. Les invitamos a compartir nuestra cena, que era: ¡ Tortilla de patatas ! Creo que les gustó.

Seguimos ruta y llegamos a Swakopmund, una ciudad alemana en el sur de África. Es el principal puerto de Namibia. De arquitectura colonial alemana, con bellos edificios, mercadillos de artesanía y buenos restaurantes,donde comer marisco no es un lujo. Nos alojamos en unos lodges, que nos permitieron recuperarnos de tanto campamento.

Visitamos Cape Cross, que es un criadero de focas y lobos marinos para el aprovechamiento de su piel. Por la tarde, travesía por el desierto en quaids (motos de 4 ruedas) fue una experiencia excitante.


Cenamos pescado y vino y nos fuimos a bailar en una discoteca: "Pub Action".


Al otro día, vuelo en avioneta por el desierto, viendo la Costa de los Esqueletos, donde aún quedan restos de los barcos naufragados, pueblos mineros abandonados, el cañón del río Fisher, la duna 45, flamencos junto a la costa y sobretodo, los cambiantes colores de las arenas desérticas: rojos, pardos, amarillos, etc.


Seguimos ruta hasta Walvis Bay (bahía de las ballenas), otra ciudad costera con muchas urbanizaciones junto a la playa, aunque lo más interesante, eran las colonias de flamencos y aves acuáticos que viven aquí.

Históricamente, este puerto se lo quedaron los surafricanos, después de la independencia de Namibia (1991) y no lo devolvieron hasta 1994.

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