La mezquita de Kairuán es una amplia sala hipóstila, cuya nave central, más alta y ancha que las otras, junto con el tramo que precede a la quibla o alquibla, forma la característica T, recuerdo probablemente del plano de las basílicas romanas.
Destacan las majestuosas cúpulas de la nave central, que sirven para iluminar el interior. Las dos cúpulas se elevan en los dos extremos de la nave mediana: una anterior, por encima del nártex, como fachada al patio y la otra posterior, delante del mihrab. Todo el oratorio presenta una techumbre plana cubierta de terrazas. Las paredes que sostienen este techo están asentadas sobre arcos semicirculares de herradura, reforzados a su vez con tirantes de madera que se apoyan en impostas de piedra tallada y bloques de ábacos, también de madera, emplazados sobre capiteles sujetos por columnas clásicas de mármol. Estos fustes y capiteles están reaprovechados, pues son restos provenientes en su mayoría de monumentos romanos y visigodos.
El alminar, desde el que se llamaba a los fieles para la oración, es de planta cuadrada. Es una torre ligeramente apuntada, de tres pisos, que es tal vez el más antiguo de los que se conocen.
Los edificios de Kairuan reflejan las líneas claras e inconfundibles de la arquitectura islámica. Con murallas que datan del año 1.052, la medina, el antiguo distrito musulmán, con numerosas mezquitas y torres, así como bulliciosas tiendas y cafés. Hay una gran variedad de zocos o mercados donde se pueden adquirir las mejores alfombras tunecinas, tapetes y artículos de piel que hacen famosa a la ciudad.
Es Patrimonio de la Humanidad desde 1988.
Se dice que ir 7 veces a Kairuán, es como ir a La Meca. Yo, ya he estado al menos dos veces en Kairuán, me faltan más veces.
+ INFO: http://www.elmundo.es/motor/2000/MV170/MV170-19.html
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